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Taylor Swift siempre planificó con meticulosa precisión las campañas previas al lanzamiento de un nuevo álbum. Las canciones anticipo de cada producción, las fotografías con la estética del álbum, absolutamente todos y cada uno de los detalles del marketing. Pero esta vez se saltó todos los protocolos. Para “Folklore”,  su octavo álbum de estudio, hizo el anuncio con menos de 24 horas de anticipación, algo que va contra la corriente de las convencionalidades para una de las estrellas pop más grandes del mundo. Esta estrategia también fue brillante.

Esta vez, Swift escribió y grabó con colaboraciones de músicos que respeta y admira como es el caso de Aaron Dessner, Bon Iver, y su compañero de composiciones y coproductor Jack Antonoff. Aquí no hay hits pop, lo que encontramos es exquisitez.

En “Folkllore”, las canciones no apuntan a incluir frases llamativas sino pequeños detalles, Swift cambia pomposidad por sutileza.

En “Cardigan” es una suerte de continuación de “Call It What You Want”,  aquella penúltima pista de “Reputation” (2017). Cansada de la opinión pública que opina sobre su vida privada y los prejuicios que ello conlleva, Swift está encantada de haber encontrado a alguien a quien no le importa su pasado. Con mucha calma y de manera muy relajada se burla de quienes ocuparon su tiempo juzgándola, cual maestra ajedrecista que finalmente saborea ganar la revancha.

“Mirrorball”, fue coescrita con Antonoff y es definitivamente una de sus mejores colaboraciones, es desinhibida, onírica y brillante. Swift siempre tuvo un particular talento para describir el comportamiento secreto con exquisito detalle, y en el “Folklore” logra superarse a sí misma.

Podría decirse que uno de los momentos más conmovedores del disco llega de la mano de “Seven”, acompañada por su guitarra acústica, una suave percusión, y un violín que da pinceladas de calidez a este homenaje a esas indelebles amistades de la infancia.

En su cuenta de Instagram, Taylor escribió “Antes de este año probablemente habría pensado demasiado para que el lanzamiento de esta música sea en el momento ‘perfecto’, pero los tiempos que vivimos me recuerdan que nada está garantizado. Mi instinto me dice que si hacés algo que amas, debés entregárselo al mundo”.

Tal vez en este año bisagra de pandemia, paranoia y muerte, Taylor Swift no tuvo un momento perfecto para lanzar “Folklore”, el momento no es el perfecto, la perfección está justamente en “Folklore”.

Taylor Swift nos regala belleza, exquisitez, simpleza y perfección. Sin duda alguna, “Folklore” es un disco que debería escuchar todo el mundo, “Folklore” es un lugar mejor en mundo.

Por Leonardo Muro

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