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Opinión

Jugada peligrosa: Orrego no quiere más a Colombo (por Julio Turcumán)

. | 30/05/2021
Julio Turcumán

La jugada política, conocida hace 8 días a través de una nota publicada por Diario de Cuyo y firmada por el periodista Juan Facundo Olivera, sacudió la modorra en la oposición sanjuanina: Marcelo Orrego busca un reemplazo para Rodolfo Colombo en la Capital. Tras la publicación todo mundo salió a negar, pero a la vez hubo señales claras de que el colega no se equivocó: Orrego bajó bandera a cuadros a Guido Romero, uno de sus filas, para que trabaje con fuerza en el distrito donde el rubio tiene alguna banca, según dijo el propio Romero a ese diario al día siguiente de la primera nota; y Fabián Martín, referente de Producción y Trabajo (PyT), quien si bien negó que quieran correr del espacio al exministro de Gobierno de Alfredo Avelín, a la vez admitió que hay que «reforzar» el trabajo de Colombo en la Capital. Es decir, tiene cuatro patas, pelos, hocico y ladra, pero no se puede titular con la palabra «perro». Por eso fue tan valioso el dato del periodista, porque puso en evidencia algo que sucede aunque no quieran que se conozca. Es evidente que por ahora el orreguismo no quiere pelearse con Colombo, pero también resulta visible que no lo quieren en el frente, al menos en puestos de relevancia. A Colombo le conviene esperar la elección que viene para postularse, porque además de todo lo anterior, de jugar la interna dentro de Con Vos se encontraría peleando contra Susana Laciar, la niña mimada de Roberto Basualdo, quien es número puesto en la cabeza de la lista. Por más que la nieguen, la jugada de Orrego resulta la primera señal de querer construir algo serio, y esto no supone una crítica a Colombo, el problema no es él. El problema es que la oposición sanjuanina no piensa más allá de hoy. Orrego está moviendo los cimientos, lo que denota movimiento, preocupación y dedicación, esa es la buena noticia. No importa si se equivoca o no.

Es real que Colombo ha perdido todas las elecciones en las que se presentó, aunque también hay que admitir que conserva cierto caudal de votos en la Capital. Quizás sea un caso de estudio. Seguramente esa es la razón por la que Orrego y compañía no quieran salir a admitir en público en este momento que están haciendo lo posible por despegarse de él en esta elección y las que vienen. Ya sean pocos o muchos los votos que pueda arrimar el «eterno candidato», todo ocurre en un distrito que es clave para la oposición, como la Capital, el único departamento gobernado por el peronismo donde pueden aspirar a emprender cierta pelea, fuera de Santa Lucía y Rivadavia, donde tienen la ventaja de dominan políticamente.

Por ahora la desgracia que atraviesa la oposición en San Juan es la misma de siempre: no tienen claro hacia dónde van o no son claros en el mensaje. En algún momento nos hicieron pensar que realmente querían ganar elecciones, pero después la mayoría nos dimos cuenta que en general suelen apuntar a la comodidad de un segundo o tercer lugar. Dicen, para justificar esa realidad, que no es posible escalar más mientras el peronismo sea gobierno, que el votante es cómodo y tradicionalista y que los medios no los ayudamos. Con esos conceptos de base Mauricio Macri o Fernando de la Rúa jamás hubieran ganado elecciones, tampoco el Bloquismo o la Cruzada Renovadora. Ni siquiera hubiera existido el Frente de la Esperanza de Jorge Alberto Escobar, ni Jorge Salvador Abelín con su Desarrollo y Justicia hubiera tenido a mano la gobernación de San Juan; paso que el exintendente de Rivadavia finalmente eligió negociar. Orrego goza aún de buena imagen ante la sociedad, eso es algo tangible, pero ese apoyo es como un cheque con vencimiento corto que si no se cobra rápido, se vence y se pierde. Hoy les dice a sus colegas de otros partidos y seguidores que deben guardar silencio para no despertar críticas de la sociedad ni enfrentarse al peronismo, que la gente no está pensando en las elecciones ni consume noticias vinculadas a la política. Eso puede tener algo de razonabilidad, pero todos sabemos que paralelamente cualquiera que tenga aspiraciones debe ir tejiendo por lo bajo las estrategias de esta elección y de las que vienen. Estamos en la etapa donde los políticos hacen política para ellos mismos, es tiempo de laboratorio. El liderazgo político implica trazar un mapa a largo plazo, convencer a los que piensan parecido y trabajar en consecuencia. No está pasando, ni por arriba ni por abajo de la opinión pública. Esa falta de objetivo que muchos vemos en el primer partido político de la oposición es lo que termina confundiendo a los propios dirigentes primero y a la sociedad en su conjunto, luego. Por qué los militantes van a apoyar algo que no saben adónde terminará. La filantropía es un bien escaso. Todos los que se embarcan en estas costosas aventuras quieren saber a qué y por qué deben apostar a un proyecto político, por qué causa o beneficio se van a enfrentar al tremendo poder del peronismo en una provincia chica que aún depende mucho del Estado. Quizás Orrego debería pensar la política de abajo hacia arriba, debería mirar el cuadro de situación con los ojos de un dirigente de barrio, de esos que prestan la pared para pintar su nombre, de esos que van a las reuniones bajo la loca idea de querer cambiar las cosas, y es probable que ahí se dé cuenta de su falta de solidez.

La supuesta expulsión de Colombo de las filas de Con Vos me parecía el primer paso serio en mucho tiempo de una oposición que vive bajo la sombra de los acuerdos con los gobiernos peronistas de turno. No es esto una crítica hacia el líder de Actuar, para nada, pero objetivamente forma parte del lote de dirigentes sanjuaninos de dudosa ideología y fines al menos no claros, que la misma política viene manteniendo desde hace muchas elecciones por ser «necesarios». Sirven, justamente, para sostener la política de filosofía pasatista poco revolucionaria y timorata que viene dominando la oposición desde hace décadas. El que quiere cambiar las cosas de verdad debe ganar una elección, y no se vence con esos personajes. Orrego niega que esté «echando» a Colombo, y esa en realidad es una mala noticia. El problema es que el líder de la oposición, el que más votos no peronistas junta, quiera seguir manteniendo vínculo con esos otros dirigentes que solamente están. Insisto, esto no es una crítica a Colombo, quien además me parece al menos un tipo simpático, es una crítica a las formas de la oposición y la falta de objetivos que nos termine dando a los ciudadanos una segunda o tercera opción de voto. El peronismo sigue siendo la única opción de voto directa y clara. Nadie le puede decir a Sergio Uñac que no tiene claro hacia dónde va. Les puede gustar o no la forma en la que trabaja, pero desde que es intendente -o antes- viene armando la carrera política que tiene, y esa realidad es un bien que nadie le puede quitar. No veo esa misma claridad en Orrego o Colombo, por mencionar un par. Sí en algún otro de la oposición, pero eso debería ser materia de otros párrafos. Obviamente la expulsión de Colombo de los primeros lugares de Con Vos no es algo que debió trascender públicamente, pero una vez que ocurrió y en lugar de criticar al mensajero, Orrego pudo haber aprovechado la ocasión para dar esta señal, que resulta bastante más clara que las que viene dando desde hace tiempo.

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