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Opinión

Convivir con el virus, la máxima que impone el gobierno provincial (Por Julio Turcumán)

. | 30/08/2020
Julio Turcumán

Los sanjuaninos fuimos testigos de cómo el gobierno nacional, los empresarios y la sociedad en su totalidad discutían -en realidad aún lo hacen- los problemas de un aislamiento demasiado prolongado. Testigos y no protagonistas, porque durante mucho tiempo el buen estatus sanitario nos permitió desarrollar una vida casi normal. Esta situación cambió en un abrir y cerrar de ojos, y ahora aquella discusión a la que asistimos desde afuera, empezó a copar los medios locales y las redes sociales de comprovincianos que toman una y otra posición. Cambiamos la observación por el protagonismo. No se puede comparar el nivel de conflictividad que existe en Buenos Aires y CABA, por ejemplo, con lo que ocurre en San Juan, porque más allá de las diferencias obvias en cuanto a cantidad de población y otras más atadas a lo cultural, nuestra situación política es totalmente distinta. Como ya dije en varias columnas parecidas a esta, en San Juan opositores y oficialistas dan muestras continuas de convivencia respetuosa. A veces esa convivencia se convierte en noviazgo, es verdad y eso no es bueno, pero eso forma parte de una discusión distinta; otrora abordada también desde este espacio. Hoy podemos decir que el vínculo entre quienes gobiernan y los que están enfrente, nos sirve a todos. Pero no son los únicos actores en este teatro, también están los empresarios. No existen grandes firmas que puedan sobrevivir sin el Estado, simplemente porque el mapa no ayuda: seguimos siendo una provincia pegada al cerro, con largos períodos de sequías, lejana a los puertos y terminal; es decir, sin paso hacia ningún lugar. El que quiera exportar lo hace en desventaja frente a quienes están más cerca de las salidas al exterior. Es probable que algunas firmas hayan podido sobrevivir sin el Estado, pero cuando ocurren los vaivenes políticos que todos conocemos, los empresarios sanjuaninos terminan siempre golpeando las puertas de los despachos oficiales. No porque quieran, porque no les queda otra. Un ejemplo claro y reciente es el contraste entre Mauricio Macri, Cristina Fernández y Alberto Fernández en materia económica: CFK cerró y había que pedir permiso para importar; el macrismo abrió y Alberto se quedó en el medio. Lo mismo con la liquidación de divisas, los aranceles para exportar, los impuestos locales, AFIP, etc. Los gobiernos que llegan mueven el arco para donde se les da la gana y la oportunidad y los empresarios se pasan los días adivinando movimientos para acomodarse. En definitiva, los empresarios no pueden revelarse ante las autoridades. No es que no quieran, no pueden.

Esos son los vínculos que le permiten a los gobiernos (también al de Sergio Uñac) mantener medianamente en escuadra al resto. La del Gobernador es una situación totalmente distinta a la del Presidente. No es una obviedad lo anterior ni tampoco es magia lo que pasa en San Juan: Alberto tiene un gobierno de doble comando, Uñac logró unidad. A Alberto le cuesta dominar los grandes consorcios de empresarios y tiene una oposición que puede crecer y, de hecho, lo está haciendo. Uñac, más allá del corsé de los empresarios sanjuaninos, tiene diálogo con todos ellos; lo mismo que con los opositores sanjuaninos. A pesar de esas ventajas que se generó, el sanjuanino sabe que está jugando con fuego y al límite, y no quiere caer en la discusión de «salud o economía» que casi arrastra al desastre a Alberto Fernández y tiene a la Rosada en constante conflicto interno y con los que están afuera. «Vamos a tener que aprender a convivir con el virus», dijo la jefa de Epidemiología, Mónica Jofré, hace unos días. Habló desde lo estrictamente sanitario, pero le dio en la tecla a una decisión política que luego ratificó el Gobernador el viernes en un mensaje a los sanjuaninos.

Pero, ¿qué es convivir con el virus? Un baño de realidad, ni más ni menos. No es posible mantener las actividades económicas y recreativas tantos meses sin funcionar, porque finalmente se pierde igual. Hoy, sin ir más lejos, todos los medios nacionales hablan del incumplimiento de las restricciones en los conglomerados de CABA y de la provincia de Buenos Aires. Eso ocurre porque simplemente la gente no aguanta más el encierro y la falta de recursos y rompe las reglas destruyendo el contrato entre las autoridades y sus mandantes. Los que aún están encerrados en el Área Metropolitana de Buenos Aires es porque tienen miedo, no porque estén de acuerdo y respeten las reglas. No es lo mismo. El miedo provoca que la gente se equivoque. La confianza en los gobiernos ocasiona que la gente pueda convivir con el virus. Para eso están las precauciones y todo el sistema de salud, que muy caro nos cuesta en este país. Todavía en San Juan ese contrato entre ciudadanos y funcionarios está vigente. De todas formas, Uñac sabe que dura poco tiempo, por eso el sábado dijo que si todo marcha como calculan y no hay una explosión de casos, probablemente el sábado que viene se produzcan flexibilizaciones para los comercios, que son los que más se han quejado. No hay una razón epidemiológica para lo que propone el gobierno provincial, porque en realidad los contagios que tenemos hoy ocurrieron alrededor de 10 o 15 días atrás. Y dentro de otros quince días conoceremos el real impacto de los 200 y pico de casos que contamos este fin de semana. La decisión del gobierno de la provincia pasa por mantener el acuerdo con la ciudadanía y por hacer entender que es mejor aprender a convivir con la enfermedad que esconderse de ella. Al menos hasta que llegue la vacuna.

Se puede intuir, por los pasos y las declaraciones del Gobernador, que el foco del gobierno está obviamente en el sistema de salud primero, pero luego en la economía. Por ejemplo, a diferencia del primer parate decidido por la Nación allá por marzo, la minería esta vez fue considerada por la provincia como esencial, lo que evitó un freno total. No es que haya presión de las empresas, es que el gobierno sabe que los tiene que dejar trabajar para poder mantener los números a salvo. Ese es un dato concreto para entender que la segunda prioridad oficial es que la gente pueda seguir desarrollándose, al menos en esta anormalidad o «nueva normalidad». Entendiendo esa posición casi se puede confirmar que Uñac postergará la decisión sobre las reuniones familiares y que dejará para mucho después aún los encuentros sociales. Eso sí dependerá del estatus sanitario. Como dijo Jofré ayer en Radio Sarmiento, el foco de mayor preocupación oficial son los jóvenes. Esa franja etaria se desplaza con mayor frecuencia y suele ser incontrolable. Son los que más contagian. De hecho las cifras de Salud Pública lo demuestran. Si los jóvenes y sus familias entienden que hay que cumplir las reglas, es probable que los sanjuaninos podamos volver a pensar en reunirnos con familiares y amigos, pero reitero: dependerá de la actitud individual y también de cómo el gobierno logre influir con su mensaje. Es clave que el gobierno mantenga la credibilidad. Y es clave que todos entendamos que tenemos que empujar para el mismo lugar. Hay gran responsabilidad en quienes conducen, pero por primera vez si quienes nos dejamos conducir no cumplimos las reglas, no habrá gobierno ni sociedad que aguante. Es tan simple y complejo como eso.

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